Daria por terminada la existencia de los claveles
marchitados como el suspiro de un niño huerfano.
Alguna vez palpitaron como lo hace el mundo
Asi el clavel expira lleno de luz
de sus pètalos rojos caen rìos de semillas.
La Aurora, ante la Luna,
vierte su pòcima sobre el jarròn;
enmudecido yo antes que nadie.
Abrigo mi cuello en la transparencia del agua
y lanzo un aroma hacia el sol
que diviso desde lejos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario