1
De nada sirve, juventud, una infinita página en blanco
los ojos perdidos a morir en otros soñados
al despedir la infancia
de nada sirve el buen propósito de la conversión:
pies planos, visión estrábica, sordera que sube
por el doble y ansiado rostro de un llamado
patriota apto para el frente.
Si se disputan falsas marcas en la frontera
y encendidos discursos tocan fin
nuestras máscaras son arrojadas
al fuego de la historia
—Ey, tú: ¡carne de cañón!
para cuando traspases el arco dibujado
“Escuela de Infantería”
estarás atrapado
como una rata.
2
La quisquillosa y patiabierta maestra de Ciencias Sociales
hunde feroz su dedo acusador sobre 45 infantes de un curso
(sus tonos fundamentalistas siempre agotados)
¿Cómo pudo ella decir que nuestras palabras eran artimañas?
No éramos gente deseable para sus tacos; sólo chusma
sin expresión seria, ensayos de una Historia recitada
Asomados a la puerta de la república primaria
clavábamos en la memoria sus argumentos de Fuerza
¡Y qué grandes nos sentimos, con doce años
arrojando agua fría sobre la predicadora!?
Y después.... ¡Alegría! para quien busca la verdad
aún de la mano del padre sumándose a la turba
por el lodo de las lluvias de mayo, una tarde de 1968;
allí rompió con la visión diurna el lugar de las decisiones
y la mañana conoció sus manos:
?me llevó la noche una sarta de versos
se los eché a la cara
infranqueables como un círculo vicioso.
¡Apologista, retórico!, escuché
y la perdí de vista?.
3
¡Nosotros, libros de un solo libro
cuya lectura ya no reporta placer
sumados a otro
para hacer más llevadero el fastidio!
mientras él, Señor del Arte de la Guerra
canta las luchas fatales, la guerra fratricida
y una tregua de paz en los preparativos concede
para hacernos sentir su ritmo
tras la puerta queda en la memoria
lo que se ama, el lugar vencido
como meses atrás
entrando sin historia, no tocado por pasión alguna,
por aquel rostro amado a su vientre
y ella preguntándose como un Coronel:
—¿Qué es el arte para mí y para nosotros?—
y aquello “lo que la vida atenta roba”
un gesto que nunca más me pertenecería
en el aire: su aire
“Entonces Amor humilló la continua arrogancia
de mi mirada
y sometió mi cabeza bajo sus plantas”
y breve vigilia
la visión que nos devuelve
una y otra vez, allí
donde se nos da y se nos quita
4
¡Corso, amigo!
de esto te quería hablar
en algún lugar de la tragedia
y ante la sátira verdad
fingiendo ser un buen comediante
Esta hoja separa el poema de la realidad
más estamos del mismo lado;
tú, arrancando el miedo
desde el mismo Parnaso de los dioses
yo, uniformado en verde oliva
sosteniendo en mis manos
el fusil “de punta”
Tú sabes:
si me largo me fusilan
si me quedo
enemigos que no son mis enemigos
borrarán mi extraño buen humor.
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