Para Yohanna Villegas
.......
Hay cosas que sólo suceden en el amanecer
Estrías del tiempo. En el amanecer
el aire y la noche se besan. El aire, la noche y el agua se contemplan
y se abrazan
Sobre un ajado paño de la niebla.
En los vapores de ese beso la umbra nace
Diamante perdido, el segundo en que es parido el día.
En los vapores de ese beso viajan los poemas noctámbulos
a refugiarse en sus sarcófagos de silencio.
No los sorprenda la brillante luz del sol
No los sorprenda que serían devorados
como dulce carne, carne amarga
por las bocas de los hijos e la luz.
En el amanecer
se pueden ver mandalas en las nubes y en la arena
se puede ver el ojo de pájaro en su centro,
separando mandíbulas
Abriendo las desdentadas mandíbulas
las nubias coloridas
Fauces de la flor.
Supe, este Amanecer, el Secreto de Las Estatuas Vendadas por la hiedra
Vi, a través del gusano y de su tiempo verdadero, las almas
que los cuerpos de cera o de ceniza
de roca, de arcilla o de madera
siempre esconden.
Vi a Gepeto que estaba solo
en su vejez envuelto por una maraña de hilos transparentes
Vi al anciano con la costra de su hijo entre las manos
Segundos antes del amanecer
Vi a Midas llorando Lágrimas de sangre
bajo el sol de invierno atado
a la piel de oro de su hija
estrella que se vacía en un milagro efímero
estrella que se fuga de su ciclo y cae
como una tilde en el cielo de la umbra
Vi a la estatua con máscara de bronce
arrancada de los brazos de su padre por la Sal
Lágrima que comparte
el destino de los pozos abandonados del desierto.
La hiedra es un manto que no abriga
sino del ojo pernicioso de los dioses
tan secreto es el latido de la piedra
tan minúsculo el segundo en que se mira
tan secreto es el segundo en que se ama
tan secreto y tan minúsculo.
El Día es el Martillo que galopa sobre el cuero de las bestias
Y las bestias tienen, a la vez, una sed inconsolable de aurora y de muerte.
Así como a las bestias
a Las Estatuas, también se les debe hablar de amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario