El segundo corazòn de Magdalena
va pequeño brotando en el centro mismo
de las arterias y màs adentro aùn
donde la mañana pajarina no se cansa.
Dia tras dìa, el calor de la bienvenida
le espera el aliento venidero:
sonidos y colores, aire: espacio
entre el saludo y el bostezo;
le espera esta ronda, el carpintero pàlido
y el ùltimo dia de los niños.
Al segundo corazòn de Magdalena
le ofrezco estas palabras
que cuidadosamente he lavado; le ofrezco
el secreto de contar la nueva muy temprano
golpeando las puertas de las casas.
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