sábado, 13 de abril de 2013

ALBERTO CECEREU/ ANTROPOLOGIA


los antropólogos comenzaron a vestirse de harapos
y comenzaron brutalmente
a robarse las reliquias de mis equipajes
encontraron un sinnúmero de artículos reservados
una radio soviética a cuatro pilas para escuchar el olvido
un diario norteamericano del imperio extinto
un manual de mitología griega para reparar el sueño
uno que otro utensilio asesino que sirva para conspirar contra el papa
y de paso se dieron cuenta
de métodos anticonceptivos
para seguir amando

comenzaron estos sujetos
brutalmente
a aplicar un cuestionario de mil preguntas
me cortaron la barba milenaria
y como si fuese normal
me desnudaron delante de un caserío desconocido
en el cual comían las lentejas con miel de vaca

para esto les dije
me hubiese quedado en mi casa
cuidando de la mujer rubia de metro ochenta
un poco exuberante media dinamarquesa
esa que hace rico el chocolote caliente
así como una espuma

para esto les dije
hubiese venido desnudo a los valles calurosos
como una gaviota
y en vez de viajar de noche
haber mirado desde el cielo como suceden las guerras
en lugares comunes

los antropólogos comenzaron a vestirse de harapos
y comenzaron brutalmente
a denominarme con frases no muy felices
e incluso aventuraron a particularizarme
entre tantos que éramos
así como muchos
en el grupo reunido de los perplejos
concluyeron a nombrarme condestable de los viajes
con título de gracia
con aeroplanos

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