Hela,por fin, desnuda, bajo la luz medrosa,
contigua a los divanes, a la Maga del Vicio...
Envuelta em perfumes-incienso, mirra y rosa-,
la inviolada doncella del jardin del suplicio.
Hela, por fin, desnuda, bajo la luz medrosa...
-Un silencio inquietante precede al sacrificio-.
Resplandece su cuerpo, vibora luminosa,
cuyos ojos en fiebre nos hieren cual cilicios.
Se inclina dulcemente, en un sonambulismo
se ofreece toda entera con càlido erotismo
y a punto que el temblor va trocarse en espasmo,
se yergue triunfadora:No ha de ser mancillada,
que es el vicio supremo, contener el marasmo
y sentir como ruge nuestra carne domada.
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