el año perfecto
la hora en que cada átomo
DIFUSÌÒN DE TEXTOS DE POETAS CHILENOS DE TODOS LOS TIEMPOS, A CARGO DEL POETA RODRIGO VERDUGO.
¿Qué camiones difíciles de adelantar l
llenan de polvo
el camino de los días?
Pero este claro de primavera
es un huevo aún tibio
por el calor de la gallina
que nos regala la anciana analfabeta.
El abandono a visitar los cerros.
Sucede que los senderos cambian
y uno se desorienta en plena montaña
entonces avanzo con los ojos cerrados
hasta encontrar el viejo camino.
de todo
lo que tengo aquí adentro
habitaciones
valles
silencios
y esos caprichosos destellos
de luna oculta
de todo cuanto pensé, sentí y olvidé
en un rincón oscuro
Se me encomienda una visión
una caricia
un ahogo
que deben ser transformados
a cualquier costo
escucho un canto allá a lo lejos.
Cuando yo resucite en una flor silvestre
búcaro de color y perfumes
tejido con los jugos que la tierra
arranque de mi seno.
Mis manos se distraen
entre los utensilios
la gente
que conmigo hablaba
se quedó sorda
entre
los matorrales.
Que lejano estás,
me es imposible acercarme a tus cadenas
que cohíben mi esperanza,
tus blancas sienes
se cobijan en mi sufrimiento,
pálido rostro de confusos pergaminos
olvidados en el fondo de un recuerdo
mar de ensimismados pensamientos,
cubriré tu tumba
con inmortales sentimientos de amor
y viviré mi presencia a tu lado:
lamento.
Querida: de tus ojos soy cautivo;
la luz aclara mi camino;
sin ella no encuentro la senda
que guía mi destino y el tuyo...
y en el futuro todo será leyenda...
1
El barro correr
Cadenas colgando del alumbrado público
Una culebra electrocutada en las torres de alta tensión
Un dedo cortado en la cancha
El mismo dedo colgando del arco
Un muerto en la esquina
Dos vecinos sacados con metralletas. Las manos en la nuca
La vecina loca corre desnuda por los pasajes
Un par de milagros: borrachos convertidos
Drogadictos limpios de la noche a la mañana
Un epiléptico en el acto de poner las manos sobre su mollera
Una mujer desahuciada devuelta
Se que vendrás sol,
y te iras luna,
así cantaremos la alabanza
de que todos hermanos somos:
Sol, aire, luna y agua
en completa armonía.
El fuego deshizo mi vientre a llagas:
arrugados restos
trizaron mi sustancia.
Hoy los recintos envejeceros.
acuden al refugio ancestral:
es aquí,
nutrida de perfume marino,
donde la gaviota
y el océano fiel,
se traducen en triunfo
al espejismo apasionado.
Conversación de bocas
intercambio taquicárdico de sueños,
esperanza proyectada en saliva.
Un abrazo de labios.
La comida del otro,
El beso es un animal recién procreado. Habla, gime,
se retuerce en su placenta. Resiste
al abandono que llegará; Inevitablemente.
Y cargaremos restos de cadáver: dos gotas de besos muertos,
en la comisura de los labios, entre los dientes de luto.
Que pena tan grande siento
cuando dejo de verte un momento.
Se llena de tristeza el alma.
El corazón se me oprime.
mientras la noche con calma
viaja sobre los potros azules.
Quiero mirarme en tus ojos
pero ellos están ausentes
sólo me queda el reflejo
de tus miradas ardientes.
Mi boca quiere decir un secreto
a tus labios reducidos,
y el secreto se queda en el aire
de la ausencia, suspendido.
Qué pena tan grande siento
cuando dejo de verte un momento.
,
.
Un día
se me cayó la luna
en el zapato
ese día
anduve todo blanco
todo noche
cojeando de luna.
Todo
va
y
viene.
Penetro
como
animal
hambriento.
Y
sucumbo
en tu
honda fragilidad.
Por ultimo,
le escribí un oficio
a tu madre, para que redactara
un D.F.L. a mi favor, que te exigiera
la permanencia a mi lado.
La vieja dama me contest6
que no atendía en los meses de verano
y que volviera a 'insistir,
después de su periodo legal de vacaciones.
Tu espíritu navega
en faluchos maulinos
por el rio de las
nieblas
hasta la pleamar
en secreto oleaje
te sumerges.
Palomas,
volad palomas
enceguecidas de lágrimas.
Enlutad toda la tierra
con este crimen de España.
Eran trece Rosas,
trece novias del rocío,
castañuelas de la danza,
bordando capas de lirio
a los toreros del alba.
Una mañana española
de fusiles y granadas
con sus manos bordadoras,
sus morenas voces claras,
una mañana española
murieron asesinadas.
El pasado es un fugaz torbellino
de resplandores ataviados
con un sentir perecedero
y una magia apagada...
Van los instantes sorpresivos
con su sonoridad impensada y breve,
bajo un universo de espejos
y sobre una tierra de espinas.
Y el verbo tiende a no apagarse
y dilatar su andar perpetuo,
premunido de balas abstractas
bajo las sobras y su iluminar.
Laboriosos proletarios de las manufactura de articulados pliegues conocedores Y ante todo, Manuales conciencias sustraídas q’ laboráis a diario el pan ajeno. Populares hombres de caminar fatigado y hambrientos perseguidos del día y la noche y fusilados dedos desaparecidos que Hoy ponéis el corazón en venta x un mendigo acumulando generoso odio de clase, de trepanadores ojos y abarrotados, Pero doblegados jamás, eso no, Q’ os reproducís en la diaria jornada de la ciudad, las minas, los campos el mar y los desiertos de Chile, privados de derechos; de templados nervios callados que en la Oscuridad acechas el día de la venganza. A nosotras mujeres proletarias de resecos senos perforados, atormentadas madres, madres de multitudinario vientre y henchidas de atolondrada fecundidad y siempre fecundas madres proletarias, De tarro vacías esperanzas, y ultrajados hogares, de cargadas miradas y virados ojos depositarios del dolor de padres, hermanos, amantes e hijos macerados, infinitamente madres, mujeres proletarias.
Son casi las 22.16 y me encuentro sentado en una cama vacía,
no existen ni sabanas que acompañen la osadía,
sin música de fondo,
pero con el corazón profundo de tantas velas encendidas,
es viernes y mi cuerpo no lo sabe,
olvido vivir por ponerse a dormir,
no es una noche fría,
pero huele a melancolía.
Se aproxima un silencio,
pero se va rápido porque afuera hay una tormenta empedernida,
no queda espacio para tanto luego de haber dado todo,
la tormenta también guarda silencio ya que deja pasar a una vecina,
mientras yo sigo nadando en el vacío.
Tengo los labios secos de besos,
pero me rehusó a chuparle los huesos,
porque estoy nuevamente entre las paredes de mi estupidez,
dibujando con la mirada las paredes blancas de nada,
haciéndole el quite al querer poder.
Suena mi alarma y me tomo la pastilla,
estoy condenado a seguir medicándome hasta que no tenga una cura,
y no es que me crea burra, pero pucha que esta cosa dura,
hasta el momento sigo drogándome obligadamente,
mientras no me falte la sangre,
no tendré que hacer ningún desastre.
Veo mi reloj digital y son las 22.40 y sigo acá,
sin nadie que me venga a visitar,
y me doy cuenta que es más real de lo que no quería asimilar,
aún así sé que no seré militar porque no me gusta matar,
pero tampoco me quiero regalar,
ando de antes cuando no había distancia,
pero no quiero entender nada que tenga que ver de ti,
a menos que sea algo solo para mí.
Voy en la cuarta pastilla de mi medicina,
y aunque ahora me senté en la silla,
sigo atrapado en esta pesadilla,
Señor doctor lo siento,
pero esta es mi última penicilina,
antes que se me acaben las pilas de mí filosofía.
VII
A TODOS EN PENUMBRAS
DE DOLOR NOS DEJO
PENUMBRAS QUE AUN
PERDURAN.
Y recuerdo que
alguien
murió
en
el Monte de Los Olivos,
ayer.
Dando vueltas y vueltas, me encontré conmigo
con la sonrisa única que brotaba de mis labios.
Mi error más mundano,
manejar la gracia y la desdicha.
Pensar que todo lo tuve
fuego en mis manos y hoy cenizas.
Me llamé Venus
y de tantos amores mal traídos
fui terrestre sin ser feliz.
El sol oscureció, veo una nube negra
desde ahí, me besas, abrazas
te vuelves transparente.
Recojo lágrimas, las vuelvo arena
recojo dolor, las vuelvo carbón
tizno de negro alma y corazón.
He pagado en cómodas cuotas tu muerte
de luto vestí mis días
a la ruleta rusa jugué mi suerte.
Te siento cuando vuelves
rasgando mi piel curtida
hurgando en las entrañas
buscas a la otra cría, que en ciernes quedo.
De ardientes fantasmas se llenan mis noches
no me juzgues, si en cada orgasmo que senti
estuviste ausente.
Miré a los ojos a Santiago
cada mañana, cada tarde.
Veo en sus ojos
caminantes distraídos
mirando al cielo, al suelo
como pensando que irá a pasar hoy.
Aprendí a descifrar con la mirada
los ojos de Santiago
vi lo más oscuro y lo más puro sin palabras
me miré frente a un espejo
y vi en mis ojos que soy igual a Santiago
soy parte de esta masa
que mira al cielo y al suelo
con mis ojos me vi los veo
y soy parte de la mirada de Santiago.
Tenia la sensación que volaba en el aire mi espíritu;
mientras el sueño me ganaba y distraía mi realidad.
Acabe por entender que la cordura que conoces
es el rasgo oculto de la locura
que siempre tuviste en mente.
El alma gélida
se me va
rescoldo adentro.
Por un agujero negro
que tengo en el zapato
se está escapando mi vida.
Por cuatro agujeros
en mi camisa raída
me ésta invadiendo la muerte.
A Rodrigo Hernández Piceros
a KRISHTO le ha crecido en su cabeza cachos de cabra
y su tercer ojo
se vuelve perverso y te lleva a una nueva dimensión
sus ojos inyectados en sangre lloran tu partida
despierto alucina el dolor
visualiza otro plano
donde el pez muerto es vehículo de inteligencia al no retorno
hacia otros planetas
templos
y tesoros
tu esqueleto va montado en el carro de la muerte
mientras todos divisan tu ascenso
las mariposas vigilan el cerro de piedras
hacia la huella del camino
la vegetación del desierto activa el pensamiento
el ojo que todo lo ve ordena los campos evolutivos
haciende al nuevo reino
no volverás a este planeta
decadente
y primitivo.
Duerme, duerme
que los ángeles han bajado
hasta ti.
Hay un aire de palomas
y una rosa de rubí.
Derrotero,
cuatro puntos cardinales
que en las pupilas del minero
caen y resbalan.
El minero alza en la pampa
sus ojos amarillos.
Su mula de salitre
masca bridas de plata
y enormes trozos de llanura.
El minero sobre la mula,
la mula sobre la pampa,
y bajo la pampa
los ojos del minero
girando.
El silencio se santigua
bajo el ruedo de su pala.
Un buitre negro pasa
calcando su doble sombra
en la arena inmóvil
El minero sobre la mula
silencioso
cabalga..
La zozobra
se bebía
las últimas gotas de sangre
que le quedaba
a mi jubilo.
¡Bombardearon mis hechizos!
maltrechos deambulan sin rumbo,
larvados de dolor heridos
soportan la llaga del mundo.
El chamán del arte me implora:
Ven a probar de mis hierbas,
en mi pajar recuéstate y llora
hasta que avieje la luna nueva.
La congoja es mal consejera
prefiero comer estupor,
no renuncio a ser hechicera
yo soy de la tierra y del sol.
Endeble conjuro raíces
que avisen al núcleo central,
cuanto he venido a pedirles
día y noche puedan sanar.
Derivo al origen mi pena
oigo respuestas en lenguas,
acertijo de vidas eternas
que acercan al mundo la tregua.
Chamanes recuerden volar,
sus versos son polvo de estrellas,
el sistema solar es tu hogar
¡Liberen los doce planetas!
Al pueblo unido
es más fácil acabarlo
de un solo tiro.
Se pasean muy ufanos los chiquillos,
sosteniendo en la mano un cigarrillo;
y la idea más genial surge ahumada
tras cada una de sus torpes bocanadas.
A pesar de mis protestas, no es sencillo
disuadirlos, ni en la suite ni el conventillo;
y por eso, cuando llego a mi morada,
mi arrugada cajetilla no me dice nada... nada.
Una figura lejana se extingue de continuo
como un corolario tardío de la infancia.
Te amé serpiente, bestia
Te amé con uñas, con vísceras, con baba, mis ojos
te amé hasta el asco y punto.
Quiero denunciar advertir
que una figura sin rostro
me acompaña diariamente
si me ven con ella por la calle
no intenten saludarme
sus intenciones son insospechadas.
Hace dieciséis años me invitaste
a coger el instante
y a coger como dios manda
argumentaste la vida es fugaz.
Soy un bosque donde hay
soles pequeños que crecen después de la lluvia.
Tengo la edad de mis ilusiones
también han crecido después de mis lluvias
luego que la magia de las nubes
se ha ido
lejos
lejos
como los hijos mayores.
yo NO ESGTAVA CUANDO NON NACIERON
y et que no flamae cuanto en non murdieron