lunes, 31 de diciembre de 2012

ANTONIO CAMPAÑA / EL ADONIS TATUADO

Ahora deseas la luz debajo de la sombra,
una isla en tu pelo donde habite la angustia,
deseas el corazòn del lamento hundido en el mar,
sus impasibles sesos de plata indomable,
sus caballos de mùsica, sin pie, por el aire,
y odias la madera que sòlo llora en el verde.
Ahora deseas tu aventura como un clamor antiguo,
las sienes llenas de rostros que se pierden
y sufres hasta tocar la muerte por dentro,
subiendo por el terror en que gritan los destinos,
deseas sobre la razòn esa aurora extraviada
porque hoy todo debe nacer del fondo de la tierra.

Pero allà, allà sòlo el pàjaro sabe,
cada vez màs caido en su azar silencioso,
que el amor junta espigas para salvar difuntos,
para hallar esa flor vestida por vèrtigoss alados,
sabe que la voz clama por un grito huyendo sin salida,
como una carne tibia por recientes caricias,
sabe que dormir en una estrella es doblegar la muerte,
tal un sonido triste que toca el aire y lo quiebra,
y que besar el alma es bailar en el miedo,
allà sòlo el pàjaro sabe de un pais de prodigio,
allà donde la eternidad llora debajo de la noche
y cada dia rompe el secreto de una almohada.

Hermano, estoy terminando de huirme, solitario,
porque hay un muerto apareciendo en el juego implacable,
ese mismo que tiene el alba cercada por la bruma
cuando la vida abandona los ojos para seguir un llanto,
hermano ven, golpea esta sombra inùtil,
salta sobre estos hilos colgados de una llama.
ven como làmpara o mirada que turba,
igual que una nube loca por el fuego,
ven y dime si hay piel que resista la ternura,
si esa agua subiendo por tus sienes de arena,
si esa ceniza inmensa labrada por el viento
mantiene tu razòn de vivo triste y demasiado solo.

Vamos, el agua tiene sombras para cerrar el sueño,
labios de metal hùmedo, dedos de piel culpable,
la noche pasa y agoniza la fàbula,
los ojos andan siempre cerca del viento,
ofrece tu muerte y canta que el amor es el vino,
vamos hasta tocar el grito como un rìo naciente,
todos estàn desnudos tendidos en el alba,
buscando alas heridas en el corazòn de la piedra,
vamos hasta quedar parados en el silencio,
hasta que el alma encuentre su deleite escondido,
y trae, hermano mio, esa aurora azotada,
cuando el terror comienza a dormir en la garganta.

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