jueves, 27 de diciembre de 2012

HELGA VILLAGRAN GOMEZ/ ENTONCES

Y entonces la noche
se alargará en el rezo
como una cuchillada.

Hendiendo las entrañas
sin dolor al comienzo.

Lacerante después.

Y estará en mi insomnio
la ronda de tus besos
como luces encendidas
abriendo mis pupilas.

Entonces la noche
se volverá más triste.

La gran cúpula del sur
acunará los astros.

Y entonces,
no estaremos ambos
sumidos en la sombra
observando el reflejo
de estrellas en el mar.

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