La casa no me espera, està conmigo;
yo la llevo si voy y si me quedo,
en el albadelgada y en el quedo
silencio de mi novia o de mi amigo.
Nada desdeño y nada ya persigo
-todo es igual, el ansia, el celo, el miedo-
y sin afanes señalo con el dedo,
a mi casa me vuelvo y a mi abrigo.
Se rie el corazòn de cuanto espera
-del sueño del ocaso en madrugada,
de la dorada espiga en primavera-.
que estando todo en èl, el resto es nada
y es inùtil espera la esperanza:
el alma sueña sòlo lo que alcanza.
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