sábado, 29 de diciembre de 2012

RODRIGO AMAURO/ EL ÀLAMO

En las hojas crepita y bulle el àlamo,
de pie batiendo el dia en su alto enjambre.
En la espuma sonante de las frondas
su cuerpo elàstico alza las distancias.
Arpa de la luna, hoguera del viento,
tremolante vigìa en los sembrados,
alegre manantial de los rumores.

El pecho de la loica vocinglera
que poncela de rojo el campo seco,
severo de negrura el tordo en vuelo,
el zirzal t los pàjaros humildes
en su entraña le llevan una rama
de quintral que germina mientras cantan,
cuando el viento cansado lo desnuda.

El pie rugoso descubre su raigambre
de retorcidos nudos que se extienden
sobre la soleada ruta agraria
que espuela las distancias en silencio;
sobre el manto de polvo de la ojota
que ya tiene un destino como el àrbol
que nace y va muriendo entre sus limites.

Pastor de las estrellas y las nubes
embozado en la sombra de la tarde;
perfil dorado del enjuto otoño,
torso de paz sobre los techos pobres
o deshojado màstil melancòlico,
señor del horizonte, solitario
en todos los caminos surge el àlamo.

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