sábado, 25 de mayo de 2013

RODRIGO HERNÀNDEZ PICEROS/ LOS DESPOJADOS



Los ojos se cultivan como enredaderas que crecen del hábito de una monja
La espera de la mano de la cordura rompe el equilibrio en la ciudad de Dios
El tráfico del agua pone en peligro los planes del planeta
El pensamiento de un tigre es tan irreal como una mordida gigante
Los placeres de Edipo son embotellados uno a uno
La relación entre dos principiantes es en los acordeones del sueño
Un lago traga relámpagos al final del tiempo
Hay tantos transeúntes como se pueda imaginar
A un costado, una antigua iglesia evoca partituras de Bach
Los labios se dirigen al espejo en busca de la mirada interior
Caen todos los sueños como un diaporama encendido
Caen las señales nobles de los aprendices y sus maestros
Caen en recuerdos atónitos de la primera edad
Caen los murciélagos y sus reputaciones adormecidas en llantos
Caen los misántropos y los vestidos de novia
Un palpitar se enriquece con la mirada de Dios
Un calamar se envuelve en los pañales de un niño
Un boxeador recoge sus cenizas en un cuadrilátero
Un avión enloquece de tanto ignorar el mar
Había tanto ruido en las esquirlas del corazón
Y tantas palabras repetidas sobre el diván del mundo
Que no encontraba las directrices que me llevaban al mapa de la inocencia
Bajo el signo de Mercurio escondido entre los brazos
Pensé en escribir con las cuatro plumas del firmamento
Pensé en la agonía que hay entre tanta guerra
Pensé en dormir en una mañana sin fin
Pensé en la oportunidad de salir del destierro
Pensé en todos los hijos del mundo
Y ahí estaba vacío,
Dormido entre tanto llanto
Quizás habrá otra vida
Quizás habrá otra vida para los despojados.

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