Ciega de hebras largas los ojos del dìa,
bèsales hasta que se consuman.
Mis pechos estàn prontos
mi cabellera suelta,
y sigo sola.
Quièn alegrarà mi corazòn,
quièn alabarà el ardor de mis huesos?
Volò mi bien
dejando la tristeza quemante
del pasado.
Y sigo sola.
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