El pez agita las arenas
desde la marea insondable
y profunda.
Còmo animar el alma que perece
donde pàjaros extasiados ya no penetran
ni la sirena despierta su canto silencioso.
Irrumpen elegia cuerpos inmolados
rito y sombra quiebran espacios
desde la llanura honda
Lànguidos y ausentes trascienden por vitrales
pàlidos gèrmenes, garras medrosas
taciturnas
interminables
avanza la ola surco venenoso
mata y
suspende.
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