domingo, 26 de mayo de 2013

PAULINA IBIETA/ MISERERE

No soporto más
mis cicatrices están al rojo vivo
no me alivia la palabra
ni la Palabra
me pierdo en una maraña de ideas
tan sólidas
cuán etéreas al tacto
cuando lo que necesito es palparte
que me abraces, tú
no otra, no otro
Padre, Hijo y Espíritu Santo
en una mirada
un Tú inexorable
que quite de mis manos
esta navaja
que devuelva el quicio
a esta mente disparatada
enajenada de ideas, de palabras
lo que vuela, lo que grazna
lo que engaña mi total ignorancia
¿Dónde está Cristo resucitado?
El que rompa mi claustro
el que haga florecer este páramo
hombre, mujer
que me dé la certeza de lo eterno
en un abrazo
No tengo más fuerzas
sin embargo mi cuerpo resiste
aun cuando insista en golpear
a las puertas de la muerte
en los cotidianos excesos
La muerte se niega
Y me aferro a lo efímero
otros brazos, otras miradas
que van y vienen, sin poder asirlas
del paraíso a los infiernos
en los infiernos las ideas
el paraíso, carne, ojos, presencia
Pero no basta
sólo basta lo eterno
Presencia como certeza
donde las palabras cobren sentido
y en la espera no tiemble
de miedo a no volver a verla
y en el error no tema
en el cotidiano crimen
no tema perderla
¿Cristo resucitado, dónde se encuentra?

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