Cubran cipreses fùnebres la escena
del sacrificio atroz, rièguela el llanto
de la naciòn chilena;
y desde el trono santo
donde reside, el hacedor divino,
grato perdòn descienda al asesino.
Màs enternece el genio de la historia
la incorrupta memoria
del que sabe morir como hombre fuerte,
del que marcha a la muerte,
sin que le imprima susto,
asi muere el honrado y muere el justo,
asi, inmolados por venganzas fieras
murieron en mendoza los carreras...
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