¿Recuerdas?, tù con tus manos
fabricarìas la cuna
para nuestro primer hijo;
y pasaste, ilusionado,
muchas tardes de domingo
eligiendo cada tabla,
imaginàndote al niño
dormido entre las varillas
que irìas clavando tù,
con màs amor que martillo.
Naciò el pequeño, y la cuna
jamàs quedò terminada
y, por cosas del destino,
en algùn cambio de casa
alguen se llevò los palos
(quizàs tambièn tu cariño).
Nuestro pequeño, ya hombre,
va por lejanos caminos;
tù construyes sueños nuevos,
los mìos estàn dormidos...
Hpy, despùès de veinte años,
recordè, con una làgrima,
que fue otro sueño inconcluso
la cuna de nuestro hijo.
Uno de los hermosos poemas de mi madre
ResponderEliminar