Traspasaste la luz de mis cristales
y rompiste mi vestido grande.
¿Quièn te invitò a desvestir mis instintos
y desatar palomas de mis tobillos?
Todo sucedio como no se debe,
corriste tu mentòn en retirada.
Fuiste el sentido inverso de todos mis
sueños
Un cardo en la garganta.
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