jueves, 14 de abril de 2016

RENE FRÌAS OJEDA/ MAESTRITA


En la escuela pequeña que abrió tu corazón,
mi adolescencia triste yo fui a matricular.
Yo fui el primer alumno que te dio la lección,
y tu fuiste la única que la supo enseñar.
Maestrita sencilla, que mi vida se pase
repitiendo los años en tu escuela pequeña.
Llego todos los días atrasado a tu clase
para que me reprendas con palabras risueñas.
En seis años de amor, solamente aprendía
a sumar tu sonrisa y a dibujar tu nombre.
Por la ventana abierta siempre me sorprendías
mirándote a los ojos con la audacia de un hombre.
Estoy triste, más triste porque me has expulsado
de la única escuela en que aprendí la lección.
Ahora ya no quiero quedar matriculado
en la escuela pequeña de ningún criazón.


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