martes, 9 de abril de 2013

HÉCTOR FIGUEROA/ PERPETUOS DEL INSTANTE



Percibiendo la mirada sensible,
                   casi fotográfica, por ej:
de un William Carlos Williams
                 -el que ajusta su lente para logosificar
                  cualquier objeto nimio en una lograda
                  intensificación de lo poético-,
se admira el sudor de su técnica,
la belleza de sus poemas objetivistas.
                                     Poeta-testigo
           de ojeada proyección lúcida
           como si no costara nada el escribir;
es entonces cuando uno cavila
y piensa en aquellos seres
de lograda percepción y tan sólo eso,
santiaguinos sujetos
hacia la Cordillera de los Andes
                   luego de una lluvia: arcoiris cruzando oblicuo
                  al fondo repentino de un límpido cielo azul,
miradores,
lectores abismados en algún poema,
perceptivos fiascos de una corteza extraña
a la espera, como en la calle
                   un alcohólico tembloroso, con ojos fijos
                   observa cómo se levanta la cortina del bar
                   a primeras horas de la mañana.

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