La oscuridad extiende su mano y apaga la vela
irremediablemente cae el eco de una sombra
la sonrisa cruza el prodigioso ejercicio de mirarnos.
Conversemos en torno a esta caminata
de recuerdos arrimando tu voz a la mía,
a la infinita geografía de las emociones
en los cotidianos comentarios de la noche,
acostumbrándonos a vivir con las multitudes
que habitan nuestros cuerpos,
De aquí no te vas,
ni los extraños deseos que genera tu cuerpo
en el viejo armario con tus prendas íntimas.
Envejeceremos conversando con los pájaros,
partiendo cada error en dos.
A veces me pregunto que haría el uno sin el otro.
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