Nos arrinconamos
contra la pared de posters.
Recuerdo que hablábamos de la playa
y de las aves
que viajan hacia el campanario.
Rompimos un vaso cuando nos reímos,
boté los vidrios rotos
a la hora de tu pastilla,
y al volver estabas desnuda
en mi cama
cantando Camilo Sesto
junto a un cigarro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario