lunes, 4 de enero de 2016

XIMENA GAUTIER GREVE/ POEMA DE LA TRAGICA MUERTE DE PABLO NERUDA O EL NERUDICIDIO


I. PRIMER DUELO.

“Callar desde hoy es imprudente”… (José Martí)

I.
Sobre las colinas azules de los mares fríos,
en los delicados pétalos de las brisas y las piedras
están cantando las angustias y el alba.
Vienen acercándose como nubes enrojecidas,
como vuelos de la inmensidad de los planetas
que deslizan ruidosamente sin pedir permiso
Los hombres y mujeres que fueron sangre nueva
van acercándose a las puertas de sus viajes,
con los corazones recogidos de tanta carga
rojos corazones que aún están esperando,
mirando caer tinieblas que también son rojas
protegiendo la hierba al borde del camino
enlazando el agua y el sol en sus conciencias
con el alma cargada,
con el alma cargada
Aún inflamados los pechos se levantan
y a pesar de todos los terrores
y del compromiso del silencio con la cobardía,
los jilgueros trinan y gritan los cormoranes
nadie puede acallarlos ya nunca más
porque Chile tiene una cita con la Verdad, en este preciso recodo de todos los caminos:
aquí y ahora nos dimos cita, camaradas,
sin saberlo siquiera, sin ni siquiera saberlo,
porque el Destino pone los hombres cara a cara
con sus actos y decisiones presentes y pasadas,
frente a la Historia y a todo futuro posible.
Hace mucho tiempo que nos cayó encima
la curva siniestra de los conspiradores.
Hace mucho tiempo que nos enderezamos
y desenmascaramos a los viles felones
confundidos en las dagas amarillas
del crimen y del odio más abyecto.
Pero esta es la historia amarga y triste
de la muerte del poeta más amado,
la historia de la muerte de Chile consagrado.
Eran las cuatro de la madrugada.
En la pequeña radio a transistores del poeta
una voz conmocionada trasmite desde Argentina
la inminencia del golpe de estado chileno:
en Valparaíso sublevada, la Armada se movía.
-“¡Felonía!”- gritó el gran albatros blanco
abriendo inmaculado sus largas alas perfectas,
al entrar sin temor alguno ni renuncio
al círculo de las balas que lo acribillaban
abriendo la puerta de la esperanza desesperada,
de esa funesta Primavera,
esa Primavera funesta.
Pero más allá,
lejos de Santiago y las bombas cayendo como las lágrimas
de los años que vendrían,
en las aldeas y los campos del verde intenso,
recorriendo la brisa inmortal de la Isla Negra
el gran poeta de los mundos abiertos oyó
el último canto del compañero amigo,
cayendo como caen los robles en el incendio,
con la bandera en llamas.
Yo no canto al presente ni al pasado
solo el airado futuro voy construyendo
por eso te llamo, hermano, hermana, niños
porque estoy llamando a nuestra patria,
aquella que dieron por muerta siendo
que solamente estábamos sanando
las heridas tras la masacre:
¡Porque sépanlo ustedes y sépanlo bien
que las ideas no mueren
y que el futuro es humano y no bestial!
¡Porque sépanlo todos y no lo olviden jamás
que somos la sal y el agua de este mundo
que no se pueden matar, porque no tenemos fin!

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