viernes, 1 de enero de 2016

CARLOS MARIN/ REFLEJOS


Como un rubor verde
encaramado en los cerros
aspirábamos lo diáfano
alimentàbamos el pecho.
Voluptuosa sensaciòn
-resbalar- sobre el suelo
encandilado
por los pinos verdes.
Salàbamos los labios
en el aroma del bosque
al calor de las dunas
o en el barniz del mar;
ave hecha espuma
al pasar Ondina
perseguida de faunos,
y ya tarde...
al regreso, pisábamos
el sol que yace muerto
en la arena dorada,
y gustàbamos el beso de la
luna reflejado en el agua...

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