viernes, 1 de enero de 2016

LUCY MENDOZA/ 2


Porquè este arpegio triste tan bajo
sonoro a veces
a beber me da este dolor de otros
que no es mio
me llega de tan suyo
de bruces detiene y azota
como si fuera mi calma su culpa.

Cómo es que en esta caverna tan sola
suena reciente el canto del que espera
las palabras estallan inflamadas
en un río de llanto
sin darme la respuesta.

Porqué viene el día a estacionarse
al vidrio helado
sólo a mis manos conmueve
con su luto en ciernes.

Cual la voz del profeta
que me ha roto los timpanos
con su montaña
su látigo sin ofrenda
yo soy animal triste camina siempre solo
todo me llega
gira en mi cabeza su esencia
deja y se va el esqueleto de una risa
el sepulcro repentino abierto vacío siempre por llenar
de lejana esperanza.

Mi última defensa es la palabra y ya no es mia.

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