viernes, 23 de mayo de 2014

PRISCILLA MARINKOVIC/ MUNDO


El peligro acecha
en cada minuto.
Somos acorralados
por el tiempo inexorable.
Pareciera que la mano de Dios
se escurriera
hacia otros Universos,
donde la inteligencia
cosecha los abundantes
frutos de la paz.


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