martes, 18 de agosto de 2015

SANTIAGO ESCUTI ORREGO/ EL MAESTRO DE LOS MAESTROS


Desnudo el pie, con majestad la frente,
Del pobre con la tùnica vestido,
Entre la humana agitacion ardiente,
Iba serenamente
Aquel educador desconocido.

Sello indeleble de moral grandeza
En toda su persona,
Decia al hombre su divina alteza;
Glorioso resplandor en su cabeza
Brillaba como simbolo y corona. 

Dulce, apacible entre las gentes iba,
Odios borrando, uniendo voluntades:
Era el Maestro, enviado desde arriba
A enseñar la verdad de las verdades.

En sus ojos tranquilos y profundos
Tenia la visiòn de la esperanza;
En sus labios, el verbo de los mundos,
La eterna luz que el infortunio alcanza.



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