martes, 25 de agosto de 2015

JAIME MAGNAN ALABARCE/ AMÈRICA MIA



América,
pronuncio tu nombre de mujer
que sabe a dulce amargo,
alimentado por el simiente de tu piel,
recordándome tu hazaña olvidada…

América, hermana mía…
Tejiste con tus manos libertad,
recogiendo el fruto de esta tierra,
invocando sabiduría en sentidas oblaciones
a durmientes antepasados.

América, madre mía…
Tendiste tu mano, ofreciste consuelo
en horas amargas de acariciada utopía,
remendando sueños de próceres y caudillos
que enarbolaron banderas de nuevas naciones.

América, señora mía…
Alimentaste al libertario con tortillas y guayabas,
saciaste la sed del moribundo, en los campos de batalla,
levantaste al caído, ofreciendo el bastón de tu entereza.
Enjugaste las lágrimas de la derrota con la dulzura de tu voz.

América, abuela mía…
En cada mujer violentada de este continente,
derramas la lluvia del sol herido de los incas
y buscas rastros de niños cautivos
ovillando telares perdidos, en todos los tiempos.

América, mujer mía…
Zurciste las alas del cóndor con plumas de emancipación
para que su vuelo fuese más alto…
Y quedaste en tierra contemplando su hidalguía
¡Hace tanto tiempo tu silencio!

América, compañera mía…
Hoy, desconoces el oro y el cobre
Pero tu entrañable esencia es un caudal
Donde nadan tus hijos y crecen tus hijas
Abrazando tu rol, silenciado por las cosechas
Multiplicadas en el dolor de tu alma

América toda…
¿Dónde está tu dependiente independencia?
Depende de ti, sólo de ti encontrar tu camino,
liberar el dolor contenido y asumir tu rol humano
en todo el mosaico de tus manos laboriosas
del norte, centro, sur y mares adyacentes.

Sueña América mía, que tu amanecer
alumbrará caminos de una nueva era.
Y somos muchos quienes seguiremos las huellas
de tus hijas paridas al viento
cuales papalotes coloridos en cielos de primavera

América…
Si caemos en el camino
Por hambre, cansancio o sed
Tus manos aplacarán nuestro dolor
Al igual que dos siglos atrás…


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