Así, abandonado
con el polen que arrastra tu respiro.
A los ojos: mírame
Asoma en las ramas de mi almendro
-evasivo instante de perfección-
que en las venas de los ríos
extravío el respiro.
Copula con tu iris mis pupilas. Fluye
y en cada destello diamantino:
No dejes de mirarme.
Enlazados los ojos
son más bellos de lo soñado...
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