viernes, 23 de agosto de 2013

MIGUEL MORENO DUHAMEL/ AGNES


Para mañana tendré
La lógica de la ciénaga.
Y esperaré en el campo a que vengan los
Sedientos de mi sangre.

Escucho moverse las hojas de los cedros
Los hunos merodean en silencio
Los ocupas de almas vendrán conmigo
A partir de mañana.

A romper mis vestidos
A arañar mis espaldas
A cortar mis pechos para servirlos en
Escudos plateados.

A abrir mi boca con sus rosas de tortura
Para saber si acaso es cierto.

Y es cierto:

Sentí aparecer sobre mi lengua
El prepucio circuncidado de Cristo.

Y su sabor era tan dulce como la miel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario