(a la memoria de Babra Lecaros)
Cùpulas descienden barnizàndose la cara
y una estrofa rancia, ajena a mi,
se me cuelga a la ventana.
En la brisa; por algùn costado
aparece tu mirada despìerta de la muerte,
viva en lo contrario.
Una voz te està llamando, un murmullo, un recuerdo:
no es tu Dios,
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