sábado, 8 de septiembre de 2018

MARIA ISABEL GUZMÀN/LA ENTREGA


Tú, que lloraste
viendo a Lázaro muerto,
que en un instante el agua
la transformaste en vino,
puedes también cambiarme
            este camino en sombras,
y despertar mi nada
como un ángel dormido.

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