viernes, 20 de julio de 2018

ERIK BOYE/PRELUDIO




El día se hizo tarde
la noche se puso vieja,
los pétalos del alma
se dispersaron a las estrellas

Los olores de la tarde
eran de oscuro hielo y cielo
como de yuyos y huiros negros
o gastados zapatos viejos

La muerte olía a noche,
a rancios tardios huesos,
a excrementos añejos,
como hipos de borrachos
en amaneceres huecos

Añoraba la tibia cama
como paraíso de hombre bueno
que en la hierba de un sitio manso
ve la luna con destellos nuevos


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