jueves, 15 de febrero de 2018

JUAN PABLO BENAVENTE/ LA PLANTA


Dedos llenos de intrigas verdes vuelan
como borrachos en tinieblas,
los mismos que gritaban bajo tierra.
Siete gritos de vida se derraman al aire,
sonidos ahuecados en su principio.
Caen gotas de pudor desvelado en la garganta.

Se quiebra una sombra ante el sol,
crece la planta.
En un mar de ceniza flotan las palabras
que en vinagre se murmuraban.
Las hormigas que no creían en la tierra
mueven sus alas verdes por el camino del humo.
La esencia de lluvia fría entre zorzales
escapa al viento en su trivial cacería.

La planta se yergue de agua y luz,
de dolores pasados.
Cae el sol fraguando el verde,
y cae la planta templada en sangre.

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