Se cansa el mundo,
se aburre el sol de inaugurar sus albas,
las horas se ciñen a la voluntad del desespero,
al hastío de las dictaduras sobre nuestras palmas al cielo
vacías, pero nunca secas.
se aburre el sol de inaugurar sus albas,
las horas se ciñen a la voluntad del desespero,
al hastío de las dictaduras sobre nuestras palmas al cielo
vacías, pero nunca secas.
Una yunta de bueyes cruza por Santiago.
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