miércoles, 25 de octubre de 2023

EUGENIO AGUILERA/ CORDILLERA DE LOS ANDES

Océano inaudito, petrificado en lo más alto, 
en tu quietud mineral, 
la eternidad me contempla. 
Fortaleza crepuscular de dioses hoy olvidados. 
Muro del fin del mundo, 
para acercar las estrellas. 
Insólito dinosaurio fosilizado en el sueño. 
Cinturón de fuego y nieve sobre el mundo de los vivos; 
Campo del postrero lance entre titanes eternos; 
rugido de tempestades sobre parajes perdidos. 
Hasta ti vine a buscar el último líquen sordo, 
por las huellas del guanaco, 
he subido sin descanso; 
sin remontar tus alturas, 
he volado con el cóndor; 
entre el fulgor diamantino , 
cenizas he dispersado. 
Residencia de los dioses más antiguos de la tierra; 
puñales del viento altivo en furiosa acometida; 
niebla que cubre truenos, avalanchas y centellas; 
originaria pureza; inmensidad de la vida; 
yo te canto, cordillera, 
para remontar glaciares, 
por los senderos del indio, 
contando a veces guijarros, 
buscando tu alma de alturas, 
entre agrestes roquedales, 
buscando mi alma silente, 
o simplemente tu amparo. 
Espejo fiel de los astros, 
de cósmicas lejanías; caricia, 
cuando me llaman rememoranzas ambiguas; 
pechos de la madre Tierra, 
volcánica sinfonía; 
paz y quietud de tormentas, 
sobre tus cimas antiguas. 
Hogar del sol invencible en las sondas del estío; 
libro que lee el sabio; 
roca de pumas rugientes. 
Albor; torrente invencible; 
cuna agreste de los ríos; 
Sangre, fe y dicha del indio: 
cordillera solamente.

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