"He dejado de morir para
que todos los presentes
sepan de mi muerte"
La oscuridad adyacente
a los últimos latidos
prepara la comitiva de bienvenida
a don nadie.
Don nadie cubre su cuerpo
de nada
permanece callado
atónito más bien diría yo
eternamente atónito
su cama deshecha lo recibe.
Don nadie reposa
sin chistar
nadie lo sabe
pero Don Nadie
trama su última fuga.
Las estrellas vinieron conmigo
a Peñalolen.
Las que se quedaron
cayeron al asfalto de la urbe
para quedarse quietas
en la cuenca de Santiago
de la nueva Extremadura.
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