martes, 7 de febrero de 2017

CLAUDIA VILA/ DORMITORIO N 69




Tu voz como estrellitas rojas enrolladas en mis pechos me levantan desde la muerte
y descienden hacia nuestro dormitorio, los relojes desconocen este leve aire de ferocidad
arrastran los papeles que estallan dentro del sitio. De los amantes de luto tu nombre
viste la tarjeta de invitación más nunca tuvo tu cuerpo una excusa para ser amado
de esa manera. Fuiste hallado en las orillas de la playa. Nuestros gritos éramos jóvenes
la luz hacinada dentro de techos allá en los confines del mundo, nuestros gemidos piezas
de una maquinaria estridente que nos quiebra a ratos deja un perfume como de animales
y nuestro incendio se perpetúa hacia adentro en los parques, en las plazas en cada
centímetro de piel que existe y se embriaga de sí.


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