viernes, 24 de junio de 2016

PAOLA ANDRADE/ A LOS OCHO AÑOS



A los dos años y medio
escuché que era mejor apagar la radio por la mañana
porque mi madre lloraba a esa hora el 11 de septiembre de 1973
A los tres años aprendí que la radio se escuchaba mejor en silencio
bajo la mesa desde un país lejano lleno de amigos chilenos
llamado Moscú
A los cuatro años
entendí que era un juego de grandes
apagar las luces
cuando los tanques pasaban por la calle,
pisando fuerte y moviendo las ampolletas
A los cinco años llegaban las postales de Francia
A los seis tomaba leche insípida de Caritas Chile
A los siete se cortaba el agua en verano,
en el festival de viña hablaban de los comunistas
y el Puma decía que
“a veces era mejor escuchar al pueblo”
A los ocho el mundo se descontroló
Se mareó
Enloqueció
Vomité
Corrí
Huí de mi nacimiento
Desaparecí desde mi jumper desde mi chomba azul
Me atrapé en un vestido
Me comí me quemé me torturé
me encerré de voluntaria en una pesadilla
en un experimento
en un vórtice
me caí de una escalera
me acuchillé la cara
me arrojé a una pira de brujas
de pedófilo de hienas
me arrojé a una trilladora
y salí convertida en un cubo de paja que fue enviado a un río
que lo arrastró a un mar con pasaje directo y sin retorno hacia el país
del desgobierno
allí hice fiestas
y arranqué los elementos de tortura a los expertos
me ofrecí de torturadora,
de asesina diosa omnipresente
llena de poderes
le quité los derechos a las niñas y a los niños
los usé de carpinteros para que levanten
el más grande templo de la historia
donde la leche y la miel corrían como ríos
la sangre era bebida en copas de oro
allí las mujeres más bellas esclavizaron a los hombres
y a las mujeres rudas.
Allí fui la reina
el dictador y la dictadora al mismo tiempo
me llené de fortuna
me apoderé de los peces,
de los glaciares,
hice mío el tiempo y la historia,
inventé una nueva leche materna capaz de transmitir la sumisión
a las nuevas generaciones
todos fueron como yo quise
durante muchas generaciones
los inmunes
fueron desterrados a planetas subterráneos
a convivir con las criaturas acostumbradas a la oscuridad
allí fueron domesticados
alimentados con mi leche de la sumisión
y cuando volvieron ellos fueron mis esclavos
y ellas fueron mis madres como la madre que se fue
cuando yo tuve ocho años.



El amor que si
que sí que si yo soy el único importante
esa es la lógica esa es la verdad
yo no te dije que te vengas Santiago con sus calles vacías
con sus locas ofendiendo a las mujeres que pasan a su lado
las locas poéticas
las calles con sus calles llenas de estudiantes marchando como zombies
y sus banderas multicolores y sus micros verdes como tomates podridos
con olor a axila olor a pan con hamburguesa de soya
con sus gritos con su distancia
con sus saltos fuera de este mundo al metro
y sus viejos enojados nariz contra vidrio
y llenas las calles de perros vestidos como cristianos
con capas de curas gays
perros solos perras viejas
en las esquinas vendiendo pinches
vendiendo los huevos vendiendo paraguas
sopaipillas pasadas
en aceite negro
como sus calles de negros bailantes
y negras aquí no hay niños
ni hay lluvia
hay helicópteros rondando día y noche
sus luces no dejan dormir cuando alumbran
entran por la ventana
despierto
me bebo un trago abro el frízer el vapor llena el dpto
la bruma se expande
adentro y afuera el conserje duerme
bebo hierba de San Juan
para no gritar para no caer una y otra vez
bebo el vino el pisco el té con limón huelo el luche
lloro
y nadie me escucha el helicóptero pasa nuevamente
me escondo como si fuera una infiltrada me agacho

enciendo el computador
leo “Howl” guardo silencio como las calles
salgo
el conserje afónico me mira con tristeza camino rápido
salgo a las luces de Lastarria
los gringos me sonríen me hablan en portugués les respondo
eu gusto da????
eu moro da Rahue
eu
camino paso frente a las pizzerías las calles
guardan silencio profundo
hombres y mujeres los hipster caminan rígidos en su pasarela
los poetas tristes de otras épocas duermen debiendo la renta en cada esquina
borrachos embebidos
miro mi reflejo en los vidrios
donde beben
serios
es una cosa seria aparentar
los ciber gays se llenan compro cigarros
busco
me siento junto a la señora de los dulces afuera “del Bella”
las calles vacías se ven vacías ante mí
ante la traslucida silueta mía
lloro
la señora habla más fuerte habla vende cigarros
me voy ¡ay!

el Forestal levanta sus alas verdes tratando de atraparme
me introduzco en un sótano huyo
las mazmorras me esperan
bebo bebo los oficinistas huyen
han perdido su capacidad de verme
no alcanzan ni a sentir mi perfume
soy un fantasma por fin al fin
finalmente
me he convertido en un cadáver salgo
me pierdo entre las calles
las esquinas me impiden razonar son tantas
y son ninguna
al final como en una pesadilla
de alguna manera ilógica vuelvo a Lastarria
¿vuelvo?
el conserje ha muerto
el edificio ha sido tomado por los fantasmas del cerro Santa Lucia
era previsible
durante un tiempo tuve a uno alojado en la cocina
y hasta que le advertí que yo también era de ellas se fue
un domingo debí levantar la voz
los domingos son para levantar la voz
donde la vida y la muerte se encuentran
ese será el día de mi partida ese es el día de decir las cosas
cuando todo termina
y todo comienza el día del cuando
¿cuándo llegará el día de aquella feliz mañana?
el día del resfrío Santiago sus calles no entienden
y sus trivialidades
sus urgencias sus correos sus FONASA sus bancos
sus Entel
los números para ser atendido en la rotisería del supermercado Unimarcs
el elogio al jamón
y sus quesos de agua y sus pepinos agrios enciendo un cigarro
y veo mi Rahue
mi redonda esfera de afectos
mi árbol
la perrita
abandonada
mi esposo que ocupa la cama y la pianista
el cielo la lluvia
el humo del cañón limpiado con el sahumerio del amanecer
la fogata olvidada Santiago su silencio
no entiende
que hubo alguna vez un mirador que hablaba de mi “deber”
ya no le canto a la patria a salvar la bandera o sumarme a la plaza
ya no es prioridad
la primacía es respirar quizá se me han caído los dientes
esa es la razón por la cual olvidé reír
seis días y medio ha llovido la cascada se ha secado
la pescada
la marraqueta todo tiene sabor diferente
la piel de algún hombre desconocido huele a cloaca
alguna cloaca es un hombre y comienza el hambre
el desierto
la gran mentira inicia en cada esquina
es un carnaval es un múltiple carnaval
que a los ojos de cualquier niña provinciana es una fiesta
de besos
de manos suaves de bella dentadura
el paraíso está aquí
en su soledad
en el cemento de los gritos y las crisis las de pánico
las del terremoto las del Transantiago
las de ellos las de todos bailamos
contorneándonos hasta el delirio renunciamos al trabajo de vivir
felices arrastramos la cruz hasta el monte donde se repite noche tras noche
la ceremonia y gritamos de placer y agradecemos
al padre al padrecito al papito
enflaquecemos diez kilos o doce
las calles siguen vacías chupándonos el semen vital
será posible idolatrar de rodillas nos preguntamos?
nos preguntamos? preguntamos
no hay eco estamos viejos
decimos somos viejas con canas
la tarjeta VIP nos roba el ADN
nosatrapa
cada día
no hay día ni hay noche
casi
nos sabemos vigilados
vemos los guanacos en la esquina
presentimos las luces de las patrullas a la salida
junto a la venta de marraquetas
imaginamos el movimiento de la coctelera en el bar de al lado
donde el barman es la estrella
huimos de las cámaras de TV que graban a las modelos
a los chicos bellos
huimos una vez más
Santiago sigue en silencio. - See more at: http://www.descentralizacionpoetica.cl/layout_1/inicio.php?id_menu=318&idioma=esp&id_cont=168&interna=318#sthash.iSElyFrT.dpuf

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