De los valles de Elqui
emergiste, Gabriela
Dios colocò en tù mano
el don de las palabras.
La tristeza de tus penas;
las làgrimas de tù dolor
las aplacaste Gabriela
gracias a tu fè y tesòn.
La ternura de tu voz
la belleza de tu prosa
para siempre han quedado
en cada corazòn nuestro.
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