sábado, 4 de enero de 2014

RODIA IBAVEDA/ QUERUBIN MUTILADO



Perdió sus ojos sobre el vientre del vacío clavó sus alas de alambre felino
No es un delirio su columpio sabe pedir limosna y crujir en sorbos
Volará y su escalera interferencias marcará las tardes
Está a un paso de los vómitos divinos colando moscas en su cielo de charol
Desde su cuna de vejez hasta su casco de sal y vértigo cayó tres veces de sombra
Se dirige al pantano de lata y bebe sangre de hipnosis
Sólo aterriza sobre las cenizas de las pirámides es un halo descascarado
Sus alas son blondas con espinas o un laberinto de ratas
Con ellas curva los gemidos predicad su ombligo derecho florecido de calas
En pleno juicio de ovulación silba pilares y cuchillos disparados a quema-aura
No es un desierto en el interior de un dado es un péndulo enamorado de un cascabel
Oh yeso negro si la ceremonia agonizara en su pelela de cobre y bronce
Heráldica pervertida sin obeliscos alfabéticos que aúllen sus andrajos
Es una médula un corsé flotante un desierto abotonado al polo zig-zag
Sus dientes son circuitos interestelares conectados a los estigmas
Un estornudo da vida a la oscuridad masturba sus manchas
En el musgo de las cavernas dibuja burbujas y adiestra símbolos de explosión
Lo han visto afilar sus garras con el diamante de un acuario imantado
Lo han visto imitar la vanidad de las mariposas y la siesta putrefacta de las campanas
El vuelo del agua y su ballesta fantasmal son el motor de su esqueleto en espiral
El odio está encadenado a las lentejuelas de su lengua sostenida por un cojín de pelos
Entonces anuncia el ataque de sus flechas sagradas esos tallos de ampolletas
Que hacen contacto directo con sus nervios de oro y con la hiel derramada en la capa de la muerte.



No hay comentarios:

Publicar un comentario