viernes, 31 de mayo de 2013

FEUDO ARAVENA/ EL CRISTO DE LOS TOBILLOS ROTOS (FRAGMENTO)


( …uno…)
 
Llegó una ola, y lo llamó…
coronó sus tobillos con anzuelos salados de redes traidoras.
Cuantas cosas no se llevó a sus profundidades piratas;
amor de serenos campestres ;
paciencia escultora de santos;
poesías desconocidas y tantas inconclusas;
aulas regadas de tardes y perfumes de miel de abeja.
Y se llenaron de profundidad sus aguas,
de humano agitar sus olas.
Y las brisas cómplices; llenaron de silencio sus pasos,
sobre arenales.
Y vio distancias espaciales,
y olas que lo llamaron a la muerte…
”Ven, camina sobre mis senderos de espuma,
entumece tu cuerpo con mis brazos de letargo.
Dame tu alma, y podrás quedarte el cuerpo;
pálido, hermoso, salado.
Ven, y adivina el encanto de mi canto,
descifra los idiomas de mi lengua ;
dialectos rocoso de arrecifes brumosos,
consonantes de viento,
furibundos verbos gélidos…
(que besan sobre orejas entumecidas)
Qué esperas!!
Acaso no has escuchado mi encanto?
Viajando sobre nieblas,
len ventoleras,
o en el fragor de mis cunas acuosas?
No tardes!
Te he esperado en mis eternidades,
perdiendo la esperanza mientras crecías en los campos…
inocente y alegre ;
mezquino en tus visitas de verano.
No escuchaste mis golpes invernales?
Mi guerra de corrientes,
mientras mi ira esculpía arrecifes?
Si?
Sí!
Has entendido por fin!
Tarda el hombre en entender su muerte, pero…
haz entendido al fin!
Que importan ya tus historias humanas!
Si ahora te ofrezco mis aguas…
( para que unjan tu cuerpo )
Que importa tu vida allá afuera!
Si en mis profundidades comulgarás inmortalidad.
(aunque se pierda en las frágiles memorias)
¿Has sentido por un instante la inmortalidad?
Está tras tu muerte, al otro lado de ti mismo;
justo a la vuelta del miedo.
Vamos, no es la primera vez que has dado vuelta una esquina
y te haz encontrado con la muerte.
 

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