Animal de arremolinados cabellos
que salvajemente me dominas con el beso y el abrazo,
rebobinas los días a un origen que solamente
tus grandes extremidades componen y gobiernan,
criatura infernal.
Quiéreme a tu manera donde los demás salgan sobrando
porque esto se queda y no pasa,
inflamable fauno de pecho profundo
me haces parir copihues por la boca,
detallando anatomías tan tuyas
que sólo mi meñique explora y forja.
Repásame los amores
con alegres muecas de futuros quebrados,
juzgando y maquinando
ramos de alelíes para tu caravana,
sirviéndome acaso de tu saliva
para saciar eso que nadie sabe.
Has dicho conjuros y maldiciones
entregando mi voluntad a tus serviles propósitos,
esquilando el frenesí de mis iras
ponzoñoso amo,
derríteme con tus jaleas
las madreselvas de mi maldadosa necedad.