domingo, 30 de junio de 2013

LUIS QUINLAN/ SIBAKHUSA


La noche cae sobre Hiroshima
y las campanas extienden el silencio.
Yo recuerdo la casa de mis padres
camino al embarcadero, en la ribera del Oeste.
Han vuelto a crecer los juncos de las cenizas
y flotan pètalos de loto por el rio.
En las aguas oscuras va mi espiritu,
vacio como una sombra en el curso de la noche.
Languiudece entre mis manos la llama de una vela.

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