martes, 27 de febrero de 2018

ALEJANDRA GONZÁLEZ ORTEGA/ II COMUNION



Un poema como bestia malherida
me arroja a esta gran batalla,
sacude las costas que en él se redimen,
deja esquirlas de paraísos que mis ojos no beben,
se oculta de mí habitándome el misterio,
dibujándome el azar que conspira con mi inocencia.
Propaga caracolas en el cuenco de mis días,
se escribe a sí mismo reptando en mi silueta,
doblega universos que en sus hilos se disuelven,
no duda de su fuerza más desoye su destierro,
no sabe si es metáfora, desilusión o inmensidad,
permanece en el contagio de tormentos que no escuchan
y no esquiva el naufragio en la sed de los errantes.
Sabe que todo tendrá que ser hecho,
aniquila la luz, la reinventa y la contiene,
escoge aquella trampa que me ame
y me subyugue.
Un poema, seduce mi vientre
y grita por mí.

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