El sol, sin paréntesis,
brilla sobre la playa
y la arena blanquecina cruje,
deslumbre tras deslumbre,
ardida y densa; preclara.
Una mar de mediodía,
azul y azul,
insiste entre las algas y la espuma
extiende sus orlas
hasta las rocas lejanas.
Todo era un largo vuelo,
una escena de aire,
transparente
hasta la última mirada.
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