martes, 18 de noviembre de 2014

DIEGO HORONATO ERRÀZURIZ/ TRANSFIGURACIÒN



1

Por el viejo paso, por entre los montes,
camino arriba, entre la inmensidad del abismo
que separa todo lo que es, allí,
en la vigilia de las horas,
se estremecen tus pies y apuras el paso,
reconociendo los signos
que presagian tu descenso:
inútil rebeldía de los sentidos
que se vierten sobre el campo,
y entre siluetas, como un lamento,
auscultan el tiempo.


2

En medio de la sombras
sin clamor alguno
más que el dominio del hombre
aquí, muchacho, muy cerca de mi índice,
ce, sin tierra ni cielo,
desterrado en medio del campo,
el amor de los vástagos árboles blancos,
animales o corderos eléctricos que abrevan
en medio del páramo,
buscan, insomnes, el silencio,
el perfume sagrado de los brotes
que anticipan nuestra partida:
la postrera vida de la carne.


3

Un último haz de luz
golpea las ruinas
se clava
en la columna de un dios inmortal
que prefigura la sórdida queja
de los hombres, perdidos
a la sombra de un olivo
cavilan, libremente
sobre su destino inexorable.


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