martes, 15 de enero de 2013

SILVESTRE FUGELLIE/ LLUVIA EN LA CASONA

Acaeció en una tarde fría
de algún lejano otoño.
Del tejado, las láminas cincadas
deslizaban en hileras corrugadas
sus hilillos transparentes
por canaletas y cumbreras.
En la faz del cielorraso
asomaban algunas débiles goteras
que rozaban las paredes lúbricas
y marcaban en el rugoso empapelado
varias grietas zigzagueantes
de su agua nominal, de su vieja agua.
En el liviano y rápido escurrir
las precipitaciones exteriores
formaban goterones por canales
y atanores, y en algún tramo afluente
sonaba su música líquida y antigua.
Tras la celosía, el cielo oscuro,
de fino y plúmbeo sayal,
pespuntaba sus aceradas agujas
como si cocieran la húmeda vereda.
Briosos golpes asestaba el chaparrón
sobre las ventanas vítreas
y en la puerta heráldica maciza.

Y sólo era lluvia intempestiva,
pasajera y condensada,
que tañía su arpa etérea
sobre la techedumbre de hojalata
y que calaba, fuera y dentro,
el triste corazón de la casona.

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