Nuestras vidas son los barcos de los pálidos
ensueños,
que navegan fugazmente por los mares del arcano,
con sus blancos y fantásticos velámenes
que parecen en las tardes silenciosas y serenas,
blancas sombras espectrales
que se pierden poco a poco entre las sombras del misterio.
Nuestras vidas son los barcos, que en las
noches de tormenta,
desafían las bravuras y perfidias del destino,
y que luchan cual titanes
con las furias espantosas de la muerte.
Pero hay veces en que el odio del tridente de
Neptuno,
los sepulta en las negruras insondables de su seno,
los destroza entre las rocas con satánico denuedo,
y se quedan los bajeles
como un ave sin sus alas y ya próxima a espirar.
Nuestros seres son bajeles que navegan por la
vida…
Hacia donde? Hacia las sombras de la noche silenciosa…
y sus blancos y fantásticos velámenes,
se parecen en las tardes soñadoras y serenas,
blancas sombras espectrales,
desfilando fugazmente hacia las sombras del misterio…
que navegan fugazmente por los mares del arcano,
con sus blancos y fantásticos velámenes
que parecen en las tardes silenciosas y serenas,
blancas sombras espectrales
que se pierden poco a poco entre las sombras del misterio.
desafían las bravuras y perfidias del destino,
y que luchan cual titanes
con las furias espantosas de la muerte.
los sepulta en las negruras insondables de su seno,
los destroza entre las rocas con satánico denuedo,
y se quedan los bajeles
como un ave sin sus alas y ya próxima a espirar.
Hacia donde? Hacia las sombras de la noche silenciosa…
y sus blancos y fantásticos velámenes,
se parecen en las tardes soñadoras y serenas,
blancas sombras espectrales,
desfilando fugazmente hacia las sombras del misterio…
Como hijo menor de Florentino, heredé mucho de su personalidad y conservo libro de poemas Sombras Vespertinas que dedicara a mi madre. Acá va de ellos "Son mis versos":
ResponderEliminarSon mis veros los corceles de mi inquieta fantasía
que recorren briosamente los espacios siderales;
son las notas de las tristes y dolientes armonías
recogidas en el éter, en las ondas ancestrales.
Son caricias y suspiros, son las quejas amorosas
de las pálidas nereidas, de ojos glaucos, muy profundos;
son los ósculos ardientes, el perume de las rosas
y las frases soñadoras de algún bardo vagabundo.
Son los ritmos delicados de una bella melodía,
los ensueños e ilusiones de algún triste atardecer,
son tus quejas, tus suspiros, nuestros besos, vida mía,
son la historia apasionada de nuestro único querer...