jueves, 19 de abril de 2018

FRANCISCA URDANIVIA/ CENOBIO



Desgarrado el vientre,


Miles de agujas explorándose,

Ahondando en mi profundidad,

Hasta rebosar la sal amarga.

El reloj marcó el tiempo,

La hora advertía.

Y yo queriendo arrancar sus manecillas,

Y hacerlas perennes.

Ojos afiebrados,

Sangre febril por mis venas.

Lánguida,

Y las paredes del cenobio,

Fisura de mis lamentos.

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